Características del amor cortés
La teoría del amor cortés supone una concepción platónica y mística del amor, que se puede resumir en los siguientes puntos:
- Origen cortesano de la Dama, ella reside y se encuentra en un lugar físico determinado, corte señorial, castrum o burgo, pertenece a la élite urbana.
- Total sumisión del enamorado a la dama (por una transposición al amor de las relaciones sociales del feudalismo, el enamorado rinde vasallaje a su señora). Esto origina el "sufrimiento gozoso".
- La amada es siempre distante, admirable y un compendio de perfecciones físicas y morales.
- El estado amoroso, por transposición al amor de las emociones e imaginería religiosas, es una especie de estado de gracia que ennoblece a quien lo practica.
- Los enamorados son siempre de condición aristocrática (aunque también es común que el enamorado sea de condición social más baja que la amada).
- El enamorado puede llegar a la comunicación, con su inaccesible señora, después de una progresión de estados: suspirante (fenhedor, en occitano), suplicante (precador), oyente (entendedor) y amante (drut).
- Se trata, frecuentemente, de un amor adúltero. Por lo tanto, el poeta oculta el objeto de su amor sustituyendo el nombre de la amada por una palabra clave (senhal) o seudónimo poético.
DIEGO DE SAN PEDRO.
Diego Fernández de San Pedro; (segunda mitad del siglo XV) Escritor español. Se sabe poco de su vida; se le suponen orígenes judíos. Estuvo al servicio de Pedro Girón, maestre de Calatrava, y fue alcaide en Peñafiel; con posterioridad, fue oidor y consejero del rey Enrique IV. Algunas de sus composiciones figuran en el Cancionero general. Sobresalió como prosista con dos novelas breves de corte sentimental, Tratado de amores de Arnalte y Lucenda y Cárcel de amor, que fueron objeto de sucesivas ediciones y traducciones.
Ilustración de Cárcel de amor, de
Diego de San Pedro (Barcelona, 1493)
El escritor español Diego de San Pedro alcanzó una justa e inusitada celebridad por sus novelas sentimentales. Se poseen pocos datos sobre su vida, y muchas veces son dudosos. Probablemente fue judío converso, aunque no es posible afirmarlo con seguridad, y se cree que era bachiller en derecho. Se ha dicho que sirvió en la corte de Pedro Girón y que fue alcaide de la fortaleza de Peñafiel (Valladolid), pero estos datos podrían referirse a otro San Pedro. Se conoce, en cambio, que estuvo al servicio del hijo de don Pedro, Juan Téllez Girón, segundo conde de Urueña, posiblemente entre 1469 y 1498. Residió la mayor parte de su vida en Peñafiel (uno de los señoríos de la familia Girón), concretamente en la corte del conde. Hay indicios que señalan que entre 1482 y 1492 acompañó a su señor en la campaña de Granada.
Poco tiempo después de finalizar la guerra, a causa de la edad y del empobrecimiento económico del conde de Urueña, se retiró del servicio en la corte. Su muerte es posterior a 1500, aunque se desconoce la fecha exacta. Su carácter se adecuó al ambiente que se respiraba en la corte, como confirman las dedicatorias de sus obras, casi siempre destinadas a damas nobles; sin embargo, con el paso del tiempo, se hizo cada vez más devoto, hasta el punto de renegar de sus obras frívolas de juventud.
Los pocos datos biográficos conocidos contrastan con su notable fama literaria, pues ya en vida algunas de sus obras se difundieron por toda Europa, siendo traducidas al francés, alemán, inglés, italiano y flamenco ya a finales del siglo XV y a lo largo de todo el siglo XVI. Las obras más importantes del conjunto de su producción son dos relatos de género sentimental, el Tratado de amores de Arnalte y Lucenda (1491) y Cárcel de amor (1492). Ambas se inscriben dentro de la tradición de los tratados de amor, muy comunes en la Península Ibérica desde principios del siglo XV, que, a su vez, descienden de la tradición ovidiana; sin embargo, su innovador tratamiento sirvió para modernizar el género, que abandonó los cánones del amor cortés para adoptar una óptica más humanística. Ejemplos de obras que le influyeron directamente fueron las Heroidas de Ovidio y La elegía de doña Fiammetta de Boccaccio.
El Tratado de amores de Arnalte y Lucenda cuenta en primera persona, con un estilo latinizante, los amores infortunados de un caballero, utilizando la epístola como modo de expresión. Técnicamente es superior a este relato Cárcel de amor, que, si bien comparte evidentes semejanzas argumentales con el Tratado, se diferencia de éste en el ambiente, la estructura, la técnica narrativa, el estilo menos latinizante y la actitud del protagonista, mucho mejor resueltos en todos los sentidos. Partiendo de la misma materia narrativa, el fracaso amoroso de un caballero y de su amada por causas ajenas a ellos, y utilizando la epístola como vía de expresión, el autor perfecciona su técnica introduciéndose como espectador de la historia y mostrando el devenir sentimental de los protagonistas. Si bien las fechas de publicación de ambas novelas son muy próximas, esta notable evolución estilística evidencia una distancia mayor entre las fechas de composición.
A pesar de que CÁRDEL DE AMOR tiene todas las características de la literatura medieval, posee un valor como obra innovadora. Diego de San Pedro, hábil en recursos narrativos, supo adecuarse a la sensibilidad de su época. La historia de las penurias de Leriano, que sufre en la alegórica cárcel de amor los tormentos de su pasión no correspondida por la bella princesa Laureola, hija del rey de Gaula, fue el libro de moda de su tiempo, preferido sobre todo entre las mujeres de la corte por su tono sentimental, y se convirtió en el breviario amoroso de los cortesanos. A pesar de los anatemas de la Inquisición y las condenaciones de Luis Vives y otros moralistas, se tradujo a numerosos idiomas y su popularidad fue enorme en España y Europa hasta bien entrado el siglo XVI.
Diego de San Pedro compuso también el llamado Sermón ordenado por Diego de San Pedro: porque dijeron unas señoras que le deseaban oír predicar, y un tratado o ars amatoria ovidiana, escrito en tono burlesco, que utiliza la estructura del sermón medieval para exponer sus ideas amorosas. De otro talante son sus dos poemas más extensos: La passión trobada (1492), narración realista y cruda de la crucifixión de Jesucristo que fue encargada por una monja devota e incluida en el cancionero religioso Coplas de Vita Christi; y el Desprecio de la fortuna (1498-1500), poema de retractación pública en el que se arrepiente de sus obras literarias anteriores por su temática liviana. Fue asimismo autor de varios poemas amorosos y religiosos que aparecieron compilados en el Cancionero general.
JORGE MANRIQUE
se supone que Jorge Manrique de Lara nació en Paredes de Nava (Palencia), aunque también cabe la posibilidad de que naciese en Segura de la Sierra (Jaén), cabeza de la encomienda que administraba el maestre Rodrigo Manrique, su padre, y principal estancia de los Manrique. También se suele afirmar que nació entre la segunda mitad de 1439 y la primera de 1440, pero lo único cierto es que no nació antes de 1432, cuando quedó concertado el matrimonio de sus padres, ni después de 1444, cuando Rodrigo Manrique, muerta doña Mencía de Figueroa, madre de Jorge Manrique y natural de Beas, pidió dispensa para casarse de nuevo.
La misma indeterminación existe en torno a su infancia, que quizá transcurrió en Segura de la Sierra, y su juventud, hasta 1465, año en que un documento le cita por vez primera. Lo que es seguro es que asumió por completo la línea de actuación política y militar de su extensa familia castellana: como sus demás parientes, fue partidario de combatir a los musulmanes y participó en el levantamiento de los nobles contra Enrique IV de Castilla, intervino en la victoria de Ajofrín y también jugó un papel en las intrigas y luchas en torno a la subida al trono de los Reyes Católicos, a favor de Isabel I y contra Juana la Beltraneja.
Su padre, Rodrigo Manrique, Conde de Paredes de Nava, que era maestre de la Orden de Santiago (aunque nunca fue oficialmente reconocido como tal), fue uno de los hombres más poderosos de su época y murió víctima de un cáncer que le desfiguró el rostro en 1476. Su madre murió cuando Jorge era un niño. Estudió Humanidades y las tareas propias de militar castellano. Su tío, Gómez Manrique, era también poeta eminente y autor dramático, y no faltaron en su familia otros hombres de armas y letras. La familia de los Manrique de Lara era una de las más antiguas familias nobles de España y poseía algunos de los títulos más importantes de Castilla, como el Ducado de Nájera, el Condado de Treviño y el Marquesado de Aguilar de Campoo, así como varios cargos eclesiásticos. Jorge Manrique se casó en 1470 con la joven hermana de su madrastra, doña Guiomar de Castañeda.
A los 24 años participó en los combates del asedio al castillo de Montizón (Villamanrique, Ciudad real), donde ganó fama y prestigio como guerrero. Su lema era «Ni miento ni me arrepiento». Permaneció un tiempo preso en Baeza donde murió su hermano Rodrigo, tras su entrada militar en la ciudad para ayudar a sus aliados, los Benavides, frente a los delegados regios (el conde de Cabra y el mariscal de Baena). Se enroló después con las tropas del bando de Isabel y Fernando en la guerra contra los partidarios de Juana la Beltraneja. Como teniente de la reina en Ciudad Real, junto a su padre don Rodrigo, hizo levantar el asedio que a Uclés habían puesto Juan Pacheco y el arzobispo de Toledo Alfonso Carrillo de Acuña. En esa guerra, en una escaramuza cercana al castillo de Garcimuñoz en Cuenca, defendido por el Marqués de Villena, fue herido de muerte en 1479, probablemente hacia la primavera. Como con el nacimiento, hay distintas versiones sobre el suceso: algunos cronistas coetáneos como Hernando del Pulgar y Alonso de Paencia dan testimonio de que murió en la misma pelea, frente a los muros del castillo, o justo a continuación. Otros, como Jerónimo Zurita, sostuvieron con posterioridad (1562) que su muerte tuvo lugar días después de la batalla, Santa María del Campo Rus, donde estaba su campamento.
Obra
Su obra poética no es extensa, apenas unas 40 composiciones. Se suele clasificar en tres grupos: amoroso, burlesco y doctrinal. Son, en general, obras satíricas y amorosas convencionales dentro de los cánones de la poesía cancioneril de la época, todavía bajo influencia provenzal, con un tono de galantería erótica velada por medio de finas alegorías.
Sin embargo, entre toda ella, destacan de forma señera por unir tradición y originalidad las Coplas por la muerte de su padre. En ellas Jorge Manrique hace el elogio fúnebre o planto de su padre, Don Rodrigo Manrique, mostrándolo como un modelo de heroísmo, de virtudes y de serenidad ante la muerte. El poema es uno de los clásicos de la literatura española de todos los tiempos y ha pasado al canon de la literatura universal. Lope de vega llegó a decir de ella que «merecía estar escrita en letras de oro». En ella se progresa en el tema de la muerte desde lo general y abstracto hasta lo más concreto y humano, la muerte del padre del autor. Esboza Manrique la existencia de tres vidas: la humana y mortal, la de la fama, que es más larga, y la eterna, que no tiene fin. El propio poeta se salva y salva a su padre mediante la vida de la fama que le otorgan no sólo sus virtudes como caballero y guerrero cristiano, sino mediante la palabra poética.